Cambiando Tu Mentalidad Sobre el Tiempo: Pasando de la Escasez a la Abundancia
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Estamos apenas en los primeros 30 días del año y ya escucho “No encuentro tiempo para ir al gimnasio”, “Hoy necesito 48 horas para terminar todo lo que tengo en mi lista”, “¡Nunca hay tiempo suficiente!” Muchas personas ya han renunciado a sus “resoluciones de año nuevo” porque sienten que no tienen tiempo para ellas. ¿Suena familiar?
Es común sentirse abrumado/a por las múltiples exigencias de nuestro tiempo. A veces siento que mi tiempo está siendo atacado por todos lados, como un impala rodeado de hienas hambrientas.
En los últimos años he estado pensando y hablando de manera diferente sobre el tiempo. El tiempo es el ecualizador universal. No importa quiénes seamos, cuánto dinero tengamos o nuestra edad, todo el mundo tiene 24 horas cada día. Ni un segundo más, ni un segundo menos.
La forma en que percibimos y administramos nuestro tiempo está determinada por nuestra perspectiva, los mensajes que recibimos y los comportamientos que observamos mientras crecíamos, así como nuestros límites para el tiempo.
Todos tenemos siete niveles de energía, los filtros y perspectivas que hemos desarrollado con el tiempo. El porcentaje de cada nivel en un momento dado varía para cada individuo.
Debido a que la cantidad de tiempo es fija (24 horas al día), nuestra perspectiva al respecto depende de nuestros niveles de energía y del pensamiento central asociado con cada uno.
- Nivel 1, víctima – el tiempo está en mi contra, estoy a merced del tiempo
- Nivel 2, conflicto – lucho contra el tiempo
- Nivel 3, responsabilidad – el tiempo es una parte natural de la vida, yo lo administro
- Nivel 4, preocupación – uso el tiempo para contribuir más
- Nivel 5, reconciliación – elijo cómo uso mi tiempo, el tiempo es un regalo
- Nivel 6, síntesis – el tiempo se detiene
- Nivel 7, no juicio – el tiempo es una ilusión
Como habrás notado, es en el nivel 3 (responsabilidad) donde empezamos a ver el tiempo como algo que podemos gestionar y controlar.
Mi objetivo cada día es pensar en el tiempo desde el nivel 5 (reconciliación), donde elijo conscientemente cómo usarlo, y aprovechar los niveles 6 (síntesis) y 7 (sin juicio) con más frecuencia para la creación y la trascendencia.
“El tiempo es gratis, pero no tiene precio. No puedes poseerlo, pero puedes usarlo. No puedes conservarlo, pero puedes gastarlo. Una vez que lo has perdido, nunca podrás recuperarlo.” Desconocido
¿Cómo llegamos al nivel 5, reconciliación, ‘Yo elijo cómo uso mi tiempo’?
1) Cambia tus palabras
Dado que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en nuestra propia compañía, nuestro diálogo interno influye en gran medida en nuestros pensamientos, que a su vez impactan nuestros sentimientos, que nos mueven a actuar (o a la inacción).
Presta atención a cómo hablas del tiempo. ¿Con qué frecuencia utilizas frases como “¡No tengo tiempo para esto!” o “¡No hay suficientes horas en el día!?”
Cuando me encuentro diciendo “No tengo tiempo para Y”, respiro hondo y cambio mi afirmación a “Hoy me estoy centrando en X, por lo que Y no es una prioridad.”
La primera afirmación, “¡No tengo tiempo para Y!”, parece como si no tuviera otra opción. La segunda afirmación “Hoy me estoy centrando en X, por lo que Y no es una prioridad”, tiene un sentido de elección. Tengo todas estas horas frente a mí y decido cómo las voy a utilizar.
Te invito a reformular tu lenguaje cada vez que te sorprendas pensando en el tiempo desde una mentalidad de escasez. Cambia las palabras y la perspectiva de ser una víctima o un luchador por el tiempo a elegir conscientemente cómo usar los minutos que tienes delante.
“Debemos utilizar el tiempo como herramienta, no como muleta.” John F. Kennedy, 35º presidente de los Estados Unidos
2) Piensa en el tiempo como algo tangible
Imagina que a medianoche cada día recibes un depósito de $1,440. Debes gastar estos ingresos antes de las 11:59 pm del mismo día. Todos tus conocidos, incluidos tus hijos, reciben el mismo depósito diariamente. No puedes guardar ni un centavo para el día siguiente: úsalo o piérdelo.
Durante la semana probablemente utilizas este dinero para gastos de manutención. Los fines de semana derrochas en una buena cena, te mimas en el spa o te compras el último libro de tu escritora favorita.
Traduciendo este concepto a tiempo, durante la semana lo usas para “necesidades”: ir a trabajar, llevar a los niños a clases, cocinar, etc. Los fines de semana, asignas tiempo para “deseos”, como ponerte al día con tus redes sociales, pasar tiempo de calidad con tus seres queridos, dominar tu pasatiempo, etc.
La belleza de este enfoque es que no existen elecciones correctas o incorrectas. Tu decisión no tiene por qué ser la misma que la mía. Mientras cada quien determine conscientemente cómo pasa sus días, se acercará al nivel 5.
“La clave está en no perder tiempo, sino en invertirlo.” – Stephen R. Covey, educador, autor, empresario y orador motivacional estadounidense
3) Mide y ajusta
Hace unos años, hice el doloroso ejercicio de medir cómo pasaba mi tiempo en el trabajo en diversas actividades: reuniones, correos electrónicos, trabajo profundo, etc. Si adivinaste que las reuniones y los correos electrónicos consumían la mayor parte de mi tiempo en el trabajo, estás en lo correcto.
La belleza de los números es que hablan alto y claro, por eso decidí modificar algunos hábitos y rutinas relacionadas con el correo electrónico y las reuniones.
Miré las reuniones recurrentes en mi calendario y noté que en la mayoría de ellas había otras personas de mi equipo. Revisamos y decidimos juntos quiénes debían asistir a cada una, liberándonos al resto para concentrarnos en otras tareas y proyectos. Al asistir únicamente a reuniones relevantes, pude participar plenamente y contribuir de manera más significativa.
Para los correos electrónicos, eliminé todas las notificaciones. De esta manera, no me interrumpen cuando hago un trabajo profundo o cuando estoy en una reunión. Normalmente, proceso el correo electrónico 2 o 3 veces al día, según el volumen. Llevo años realizando esta práctica. Hasta el momento no he recibido críticas directas al respecto, no ha impactado mi evaluación de desempeño, ni mi reputación. Si algo necesita mi atención inmediata, confío en que el solicitante se comunicará conmigo mediante mensaje instantáneo, texto o llamada telefónica.
Ten en cuenta el tiempo que pasas en las redes sociales, incluyendo LinkedIn. Nunca pensé en LinkedIn como una “red social” (tipo Instagram, Facebook, Twitter, etc.) hasta que me di cuenta de que pasaba entre 30 y 60 minutos (a veces más) revisando los artículos, las últimas noticias y opiniones laborales de las personas, etc. Ahora pongo un cronómetro, o lo hago entre reuniones; de esta manera sé que dedicaré entre 15 y 30 minutos en lugar de una hora entera.
“Todo lo que tenemos que decidir es qué hacer con el tiempo que se nos da.” – J. R. R. Tolkien, escritor y filólogo inglés
Una cosa más antes de irte
Podemos cambiar nuestra forma de pensar de la escasez a la abundancia cuando se trata de tiempo si tomamos conciencia de las palabras que usamos y las reformulamos. ¿Somos constantemente víctimas del tiempo o luchamos por ganarlo?
Somos dueños/as de nuestro tiempo, no sus víctimas. La forma en que utilizamos nuestro tiempo está totalmente bajo nuestro control. Nosotros/as fijamos nuestras prioridades. ¿Es importante para mí hacer ejercicio? ¿Qué tan relevantes son mi trabajo y mi carrera? ¿Es aprender a tocar el xilófono una prioridad para mí en este momento?
Siempre hay tiempo para las cosas que son importantes para nosotros/as. Si no tenemos tiempo para algo es que o tenemos una desconexión entre lo que decimos y lo que hacemos, o el asunto en cuestión no es realmente una prioridad.
Por ejemplo, si afirmo que mantener un estilo de vida saludable es una prioridad, pero expreso constantemente que me falta tiempo para ir al gimnasio o comprar y cocinar comidas nutritivas, hay una discrepancia entre mis palabras y mis acciones. O tener un estilo de vida saludable no es tan importante como digo que es.
Las prioridades están en el ojo del espectador. Escribir es una prioridad para mí; bailar no lo es. Entonces, durante el fin de semana, invierto mi mejor tiempo en escribir, y sólo ocasionalmente uso el horario de poco rendimiento para bailar.
¿Cómo abordas y gestionas tu tiempo? Por favor, déjanos saber en los comentarios.
Como coach de liderazgo, posibilito que el talento logre metas audaces con altos estándares. Mi misión es empoderar a mujeres poco representadas en la industria financiera en la transición de puestos de liderazgo de nivel medio a superior ejercitando la mente para lograr el máximo rendimiento, paz mental y mejores relaciones.
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