Cinco Pasos Para Alcanzar las Metas
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A estas alturas, la mayoría de nosotros/as estamos muy familiarizados/as con el proceso de establecimiento de metas, al menos en el trabajo. Fuera del trabajo, una gran parte puede haber experimentado con resoluciones de año nuevo, objetivos, listas de deseos, tableros de visión, etc. Y la mayoría de las veces nos quedamos cortos/as en la ejecución, especialmente en nuestras metas personales y/o de desarrollo profesional.
¿Por qué pasa esto? Tenemos este increíble documento con lo que queremos lograr en la vida. Tenemos planes de crecimiento bien definidos. Y sin embargo, cada año cuando volvemos a ver qué podemos tachar, nos damos cuenta de que nuestro tiempo pasó en un torbellino de proyectos en el trabajo, tareas sin importancia y la vida en general.
La buena noticia es que existen pasos específicos que podemos tomar para establecer las rutinas, prácticas y micro hábitos necesarios para lograr nuestros objetivos.
“El gran peligro para la mayoría no radica en establecer nuestro objetivo demasiado alto y no alcanzarlo; sino en fijar nuestro objetivo demasiado bajo y lograrlo.” Miguel Angel
1) Equilibra el tipo de metas
Hay dos tipos de objetivos: desempeño y dominio.
Las metas de desempeño (también conocidas como metas de resultados) son aquéllas que se enfocan en un resultado específico. Por ejemplo, ‘correr el maratón de la ciudad de Nueva York’ o ‘entregar el proyecto Delta antes de la fecha de vencimiento y dentro del presupuesto’. La ventaja de las metas de desempeño es que es muy claro si las cumplimos o no. La desventaja es que podríamos tomar atajos, especialmente cuando estamos bajo presión para lograr resultados.
Las metas de dominio (también conocidas como metas de proceso) son aquéllas que se enfocan en crear un hábito (o proceso) para que podamos mejorar nuestras habilidades o conocimientos y progresar. Por ejemplo, ‘correr cinco veces a la semana’ o ‘dedicar una hora al día a trabajar en el proyecto Delta’. La ventaja es que obtenemos retroalimentación en forma de resultados esperados o inesperados más rápido, lo que nos da tiempo para ajustarnos y cambiar de dirección según sea necesario. La desventaja es que es más difícil ‘venderla’ (especialmente en el trabajo) porque el ‘resultado final’ no siempre ocurre tan rápido como se esperaba.
Queremos tener una combinación de objetivos de desempeño y dominio. Personalmente, me concentro en los objetivos de dominio tanto como puedo. Otra opción es combinar los dos, de manera que nuestro enfoque esté equilibrado tanto en el resultado final como en cómo lo vamos a lograr. Este último luce así ‘Entrenar para correr el maratón de Nueva York el próximo noviembre corriendo cinco veces por semana’ o ‘Entregar el proyecto Delta antes de la fecha de vencimiento y dentro del presupuesto dedicando una hora al día a trabajar en él’.
“Nunca se es demasiado mayor para establecer otra meta o soñar un nuevo sueño.” – C.S. Lewis
2) Reúne apoyo
Para este paso, queremos involucrar a las personas más cercanas a nosotros/as y que serían las más afectadas por nuestro objetivo. Esto es extremadamente importante cuando se trata de metas audaces y arriesgadas, como seguir otra carrera, abrir tu propio negocio o poner tu candidatura en la lista para un puesto de C-suite.
Es posible que algunas metas no tengan un impacto directo en nuestras amistades y familiares. Aún así, queremos compartirlas con nuestra pareja, hijos/as, amistades cercanas y colegas, según corresponda. Habrá un momento en el que sentiremos ganas de rendirnos y este grupo nos recordará por qué estamos en este camino.
Considera quién se mantendrá neutral, apoyará o restará valor a tus objetivos. Encuentra formas de convertir a los/as detractores en partidarios/as o, como mínimo, que se conviertan en neutrales.
Otro aspecto de obtener apoyo es asociarte con personas que tienen metas similares a las tuyas. Aquí es donde las asociaciones, grupos comunitarios, etc. son útiles. Recuerda que Dios les cría y ellos/as se juntan.
“Rodéate sólo personas que te van a elevar más alto.” Oprah Winfrey
3) Piensa en automatizar
¿Cuándo fue la última vez que tuviste que decidir cepillarte los dientes por la mañana? Para la mayoría, este proceso es tan automático ahora que cuando lo terminamos apenas podemos recordar cómo lo comenzamos.
Este es exactamente el tipo de automatización que queremos tener para lograr nuestros objetivos. Arraigar hábitos requiere tiempo y constancia, y queremos comenzar poco a poco para que nuestra mente no se abrume.
Una forma de hacer esto es crear una secuencia simple de eventos que podamos decirnos todos los días y para los cuales no tenemos que tomar una decisión. El punto de partida de la secuencia es algo que ya ocurre. De esta forma podemos anclar nuestro nuevo comportamiento a una actividad que ya realizamos de forma automática.
Como parte de un nuevo régimen de ejercicios, mi amiga Lea se despierta más temprano que antes. La secuencia para ella podría ser así
- Cuando suena la alarma, me levanto (de la cama) – la alarma es el ancla
- Una vez que me levanto, me quito el pijama
- Una vez que me quito el pijama, me pongo la ropa de gimnasia y las zapatillas (o tenis)
Esto es simple, breve y obvio. Lea no tiene que decidir qué sucederá una vez que suene la alarma porque su primer micro hábito es ‘cuando suena la alarma, me levanto’. Una vez que se haya puesto la ropa de gimnasia y las zapatillas deportivas, estará lista para hacer ejercicio y no habrá gastado energía para tomar esa decisión.
“Una parte a la vez, un día a la vez, podemos lograr cualquier objetivo que nos propongamos.” Desconocido
4) Aborda los obstáculos internos
La autoeficacia es la creencia de que tenemos lo necesario para lograr nuestros objetivos. Aunque tenemos un largo historial de logros, todavía tenemos fuertes bloqueos internos que nos dicen lo contrario.
Una forma de recuperar nuestra autoeficacia es aumentar la seguridad en nuestra capacidad para lograr la meta. Podríamos recibir capacitación formal o informal, realizar tareas similares a la que estamos aprendiendo, hacer role-playing, etc. La clave aquí es vincular nuestro esfuerzo a los resultados esperados y obtener pequeñas victorias. De esta manera, nuestro cerebro asocia el esfuerzo con los resultados alimentando así la creencia de que tenemos lo que se necesita para lograr nuestro objetivo.
Otra propuesta es aprender de los/as demás, ya sea mediante la observación del trabajo (shadowing), la imitación o experimentando con sus métodos y los nuestros. Es aquí donde usamos videos, mentores, patrocinadores, podcasts, amigos y familiares, etc. Podríamos obtener motivación adicional en forma de ‘si ella pudo hacerlo, yo también’.
Una tercera opción es obtener aliento de una fuente (para nosotros/as) creíble. Cuando nuestro/a mentor, jefe, padres, etc. nos dicen que saben que podemos hacer algo, nuestra fe en nosotros/as mismos/as tiende a aumentar. Como coach, utilizo esto con frecuencia y de manera genuina con mis clientes al expresar mi creencia de que pueden ejecutar el plan (o primer paso) que han definido.
Para creer que tenemos lo que se necesita para lograr nuestras metas, queremos tener una combinación de conocimiento o habilidad y la convicción de que estamos listos/as para saltar y volar.
“Cree que puedes y estás a mitad de camino.” Theodore Roosevelt
5) Gestiona el tiempo y la energía
¿Has notado que tendemos a hacer muy bien nuestros objetivos por la mañana y no tan bien por la tarde o la noche? Parece que nos resistimos a ese dónut a las 9:00 am, pero es casi imposible decirle que no al mismo dónut a las 5:00 pm. ¿Por qué?
Resulta que nuestra capacidad para tomar decisiones, manejar nuestras emociones, mantener nuestros pensamientos enfocados y comenzar secuencias de acción toman energía del mismo recurso de autorregulación, que es muy limitado. No es de extrañar que las personas que dejan de fumar aumentan de peso o que comemos en exceso cuando tenemos mucho estrés. Estamos utilizando la misma fuente de energía para tomar decisiones importantes como no fumar o elegir la merienda saludable.
Aborda las actividades más importantes (las grandes rocas) durante tu horario óptimo. Soy una persona que madruga, por lo que hago mi trabajo más importante, incluido el ejercicio, por la mañana. Es posible que tengas más energía por la noche. La clave es emprender tu lista de ‘cosas por hacer’ en función de tu energía.
“Antes que nada, la preparación es la clave del éxito.” Alexander Graham Bell
Además de nuestras metas, queremos tener un plan de ejecución estratégico. No queremos dejar nuestros objetivos más importantes al azar o la suerte. Nuestras metas no se cumplirán mágicamente.
Ambos procesos, el establecimiento de metas y el plan de ejecución, son igualmente importantes. Uno no existe sin el otro. Cuanto antes aprendas estas habilidades, más rápido podrás implementarlas con tu equipo, familia y comunidad.
Cuando estés sentado/a tranquilamente el 1 de enero pensando en el año anterior, te sorprenderá lo mucho que lograste. Ya puedo ver la sonrisa en tu rostro mientras bebes tu taza de café, té o chocolate caliente.
¿Cuál es tu estrategia para la ejecución de objetivos? ¿Qué aprendiste leyendo esta publicación? Por favor déjanos saber en los comentarios. Puedes escribir en español, inglés, portugués o francés.
Referencia: eCornell course, The Psychology of Getting Things Done
Como coach de liderazgo, posibilito que el talento logre metas audaces con altos estándares. Mi misión es ayudar a las mujeres en la transición de puestos de liderazgo de nivel medio a superior creando conciencia, aumentando la inteligencia emocional y revelando las herramientas y opciones disponibles para ellas, para que puedan realizar y desarrollar su máximo potencial.