Cómo Crear Hábitos

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Nuestros días son una secuencia de hábitos que realizamos diariamente. Algunos de esos hábitos son productivos, como hacer ejercicio durante 30 minutos cinco veces por semana. Otros son necesarios como cepillarnos los dientes varias veces al día. Y algunos son improductivos, como ver múltiples programas en Netflix todos los fines de semana.

Lo que hacemos día tras día refleja claramente lo que es importante para nosotros/as.

Desafortunadamente, muchas veces hay una desconexión entre las cosas que decimos que queremos y las que realmente hacemos.

Es a través de los hábitos cómo logramos (o no) lo que queremos en la vida. Si queremos estabilidad financiera, hacemos del ahorro o la inversión un hábito.

Cualquier objetivo que queramos lograr requiere tener uno o varios hábitos incorporados. Incluso propósitos enfocados en el resultado, como correr el maratón, escribir un libro o conseguir un nuevo trabajo, requieren la creación de rutinas para acercarnos a la meta.

La creación de hábitos o rutinas vinculadas a nuestros objetivos hace que su consecución sea mucho más sencilla. Una vez que rompemos la inercia de la no costumbre, la secuencia de eventos se vuelve casi automática.

“Nunca cambiarás tu vida hasta que cambies algo que haces a diario. El secreto de tu éxito se encuentra en tu rutina diaria.” John C. Maxwell

¿Por qué es tan difícil crear hábitos, especialmente los productivos o necesarios? El principal objetivo de nuestro cerebro es conservar energía. Para nuestros antepasados, las actividades de supervivencia (conseguir comida, proteger y criar a la descendencia y aparearse) requerían mucha energía física y resistencia.

Todavía hacemos esas actividades hoy, pero no requieren tanta energía como para nuestros antepasados. ¿Qué tanta energía se requiere realmente para ir al supermercado vs. salir a cazar?

Desafortunadamente, nuestro cerebro no ha evolucionado tan rápido como nuestra forma de vida. El principal objetivo de nuestro cerebro sigue siendo conservar la energía para tenerla disponible para la supervivencia. Por esta razón, queremos ponérselo bastante fácil introduciendo hábitos que se puedan automatizar. De esta forma, todo el mundo gana: nuestro cerebro conserva energía y nosotros/as alcanzamos nuestros metas.

“Primero olvídate de la inspiración. El hábito es más confiable. El hábito te sostendrá tanto si estás inspirado/a como si no.” Octavia Butler

Es mucho más fácil reemplazar los hábitos que eliminarlos por completo, especialmente si llevamos realizando dichos hábitos durante mucho tiempo.

La clave es romper la inercia e incorporar la nueva rutina a nuestro proceso diario. De lo contrario, se convertirá en otra cosa más que debemos hacer o decidir.

Por ejemplo, si tu objetivo es escribir un libro, es posible que debas crear una rutina para la escritura diaria. Si actualmente no tienes una y decides no convertirla en un hábito, la escritura diaria se convertirá en una tarea, que puede ser mucho más difícil de ejecutar de manera constante.

“Y una vez que comprendes que los hábitos pueden cambiar, tienes la libertad y la responsabilidad de rehacerlos.” Desconocido

He aquí algunas consideraciones para construir o reemplazar hábitos.

1) Elige el momento

¿En qué día, semana, mes ejecutarás la nueva rutina? ¿Lunes? ¿En la mañana?

Esto es importante porque dependiendo de lo que quieras lograr, debes tener en cuenta tus momentos de alta productividad en el día y el tiempo disponible considerando las obligaciones existentes. Además, hacer la rutina con frecuencia al mismo tiempo facilitará la activación del cerebro.

Por ejemplo, la mayoría nos cepillamos los dientes a primera hora de la mañana. Es automático, no tomamos ninguna decisión. Ni siquiera tenemos que estar completamente despiertos/as para que suceda esa rutina.

2) Ánclalo a otra cosa

Tan importante como elegir el momento adecuado, es tener un evento que desencadene la nueva rutina o hábito. Esto le indica a nuestro cerebro que se llevará a cabo una actividad específica.

Y esto es lo que permite que esta nueva secuencia de eventos cree conexiones en nuestro cerebro para que con el tiempo se vuelva automática.

En el ejemplo de cepillarse los dientes, el detonante es despertarse. Una vez que nos levantamos, caminamos (o gateamos) al baño y nos cepillamos los dientes. Sencillo.

3) Gamifícalo

Dependiendo del hábito específico, es posible que tengas la oportunidad de convertirlo en un juego. Es por eso por lo que aplicaciones como Fitbit y otras te dirán de vez en cuando que has caminado la longitud del Nilo, o que has escalado la altura del Mont Blanc.

Si tu objetivo es escribir un libro, tal vez hagas un seguimiento de la cantidad de palabras que escribes diariamente. O el tiempo que dedicas a escribir.

Puedes formar parte de una comunidad u obtener un socio/a responsable y tener una competencia amistosa.

4) Encuentra la motivación interna

Crear hábitos, especialmente los ‘buenos’, es difícil. Quieres tener un propósito interno claro de por qué quieres lograr algo específico.

Por ejemplo, si el objetivo es perder 20 libras, la primera pregunta que me viene a la mente es ‘¿por qué quieres perder 20 libras?’ Por lo general, las personas responden algo relacionado con la salud o la apariencia física. Y todavía pregunto por qué. Si profundizas, tu verdadera razón para perder peso podría ser que quieres jugar con tus hijos/as o nietos/as sin quedarte sin aliento. O que quieres tener más energía física para construir casas en una comunidad rural.

Siempre hay algo más profundo. Y cuando las cosas se pongan difíciles durante la creación de tu hábito, piensa en el propósito real. De esta forma tendrás la energía para continuar ejecutando tu nueva rutina, incluso cuando los resultados no estén sucediendo tan rápido como quisieras.

“La motivación es lo que te ayuda a empezar. El hábito es lo que te mantiene en marcha.” Jim Rohn

La fuerza de voluntad, el autocontrol y la autogestión extraen energía de la misma fuente y es agotador tener que tomar decisiones varias veces al día. Por esta razón, queremos ‘automatizar’ nuestras actividades a través de hábitos tanto como sea posible.

Esto eliminará la necesidad de decidir o ejercer el autocontrol. Es más fácil no tener helado en casa que decirse a sí mismo/a ‘no abriré la puerta del congelador para no comerme el helado’.

El tiempo y la energía que se necesitan para crear hábitos productivos por primera vez se verán altamente recompensados a medida que des los pasos necesarios de manera constante hacia tu objetivo sin utilizar energía adicional.

¿Qué haces para crear o reemplazar hábitos? Por favor, déjanos saber en los comentarios.

Como coach de liderazgo, posibilito que el talento logre metas audaces con altos estándares. Mi misión es ayudar a las mujeres en la transición de puestos de liderazgo de nivel medio a superior creando conciencia, aumentando la inteligencia emocional y revelando las herramientas y opciones disponibles para ellas, para que puedan realizar y desarrollar su máximo potencial.