Cómo Desarrollar la Empatía: Una Guía Para Cultivar la Comprensión Emocional

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Hace unos años, la empresa para la que trabajaba en ese momento lanzó un marco para fomentar ciertos rasgos de liderazgo en todo el personal: adaptabilidad, audacia, colaboración, curiosidad, determinación y empatía.

Cuando vi el último, la empatía, entré en pánico. A lo largo de mi vida, me había convencido de que me faltaba empatía simplemente porque no era sentimental, no lloraba en el cine y no tenía paciencia con las personas que frecuentemente se quejaban o encontraban excusas para no vivir su mejor vida.

La alta gerencia de la organización estaba impulsando firmemente este marco. Entonces, ¡acepté el desafío! Estaba decidida a superar mi percibida deficiencia de empatía así fuera hasta mi último aliento. Así inició mi camino para adquirir empatía.

Comencé por educarme sobre el concepto. La primera regla para conquistar cualquier cosa es eliminar lo desconocido, la raíz de todo miedo.

Lo primero que aprendí fue que la empatía era una habilidad y que se podía aprender. ¡Qué alivio!

¿Qué es la empatía?

La empatía es la capacidad de sentir las emociones de otras personas, junto con la capacidad de imaginar lo que otra persona podría estar pensando o sintiendo.

En su libro Dare to Lead, Brené Brown escribe la empatía es conectarse con las emociones que sustentan una experiencia. La empatía se trata de conectarse con el sentimiento que surge de la experiencia, no con la experiencia en sí. La empatía es una elección vulnerable, porque si eligiera conectarme contigo a través de la empatía, tendría que conectarme con algo en mí que conozca ese sentimiento. La empatía es la decisión valiente de estar con alguien en su oscuridad, no correr para encender la luz y sentirnos mejor.

Según Daniel Goleman, autor del libro Inteligencia Emocional, existen tres tipos de empatía.

  • Empatía cognitiva – la capacidad de comprender la perspectiva de otra persona. Se requiere que las personas piensen en los sentimientos en lugar de experimentarlos.
  • Empatía emocional – la capacidad de sentir lo que siente otra persona.
  • Preocupación empática – la capacidad de anticipar lo que otra persona necesita de ti.

Para mi sorpresa, ya era bastante buena en empatía cognitiva: tenía una habilidad natural para comprender pensamientos y perspectivas.

La empatía emocional, sin embargo, requirió más esfuerzo. Tuve que prestar atención al tono de voz, al lenguaje corporal y a las palabras para captar lo que sentía la otra persona. Igualmente importante, si no más, tuve que buscar en mi interior una emoción similar para mostrar empatía de manera apropiada.

Entonces entendí por qué tantas personas, incluida yo, recurren a clichés cuando se enfrentan al malestar y la vulnerabilidad. Es más fácil decir algo genérico que buscar en nuestro interior una emoción que resuene con los sentimientos de la otra persona.

“Aprender a ponerse en el lugar de otra persona, a ver a través de sus ojos, así es como comienza la paz. La empatía es una cualidad del carácter que puede cambiar el mundo.” Barack Obama, presidente de los Estados Unidos de 2009 a 2017

En su libro Dare to Lead, Brené Brown sugiere cinco habilidades de empatía.

  1. Ver el mundo como lo ven los demás
  2. No juzgar
  3. Comprender los sentimientos de otra persona
  4. Comunicar tu comprensión de los sentimientos de esa persona
  5. Atención plena

He aquí algunas sugerencias sobre cómo desarrollar la empatía.

1) Conviértete en un/a oyente increíble

Cuando escuchamos a los demás con todo nuestro cuerpo (oídos, ojos, corazón) sucede algo mágico. Creamos una conexión más fuerte, hacemos que la otra persona se sienta incluida y normal, dejando de lado temporalmente los juicios.

Observa los cambios sutiles en el tono de voz, las expresiones faciales y el lenguaje corporal, así como el tipo de palabras que usa la otra persona. ¿Está sonriendo? ¿Transmite entusiasmo? ¿Son sus palabras pesimistas o esperanzadoras?

Resume y refleja con tus propias palabras lo que entendiste. No es necesario que estés de acuerdo con lo que se dice o propone. Estás buscando comprender.

“Tenemos dos oídos y una boca para poder escuchar el doble de lo que hablamos.” Epicteto, filósofo estoico griego

2) No juzgues

Esta es una de las cosas más desafiantes de hacer. Nuestro cerebro está programado para juzgar constantemente a nosotros/as mismos/as, a los demás y a las situaciones para determinar qué es una amenaza y qué no lo es.

Para reducir nuestra tendencia a juzgar, primero debemos reconocer cuándo lo estamos haciendo. Llevé un diario de juicio durante unos días y fue esclarecedor. Si bien este ejercicio no elimina el juicio por completo, aumenta nuestra conciencia de las personas y situaciones que tendemos a juzgar con más frecuencia, lo que nos permite superar el juicio más rápidamente.

Otra herramienta poderosa es la validación: reconocer la perspectiva de la otra persona sin imponer nuestros propios juicios sobre lo bueno o lo malo. Podemos apreciar que la reacción de una persona es normal según sus valores, antecedentes y personalidad. Los factores estresantes varían de persona a persona y todo el mundo quiere ser escuchado y no sentirse ridículo, absurdo o irrelevante.

Por ejemplo, puede que presentar ante una audiencia me resulte rutinario y sin estrés. Para mi colega, puede ser una fuente increíble de ansiedad y preferiría morirse. Su reacción, desde su perspectiva, es completamente normal y comprensible.

“Si juzgas a las personas, no tienes tiempo para amarlas.” Madre Teresa, monja y misionera católica albano-india

3) Pasa del conocimiento al aprendizaje

Un aspecto esencial de la empatía es ver el mundo como lo ven los demás. Cada uno/a de nosotros/as tiene un conjunto de lentes o perspectivas únicas que utilizamos para ver el mundo en función de nuestras experiencias, creencias e influencias de quienes nos rodean.

Es imposible quitarnos los lentes y tomar los de otra persona para ver el mundo como ella lo ve. Lo que podemos hacer es mantener una mente abierta y curiosa y conocer su punto de vista.

Esto implica hacer preguntas que inviten a la reflexión, considerar la información que recibimos y reconocer que su perspectiva no es mejor ni peor que la nuestra; es simplemente diferente.

“Nunca menosprecies a nadie a menos que le estés ayudando a levantarse.” Jesse Jackson, ministro bautista estadounidense, activista y líder de derechos civiles

4) Aprende las emociones con soltura

Debo admitir que todavía tengo trabajo por hacer aquí. Es lamentable que muchos/as de nosotros/as recibamos poca educación sobre las emociones. La mayoría de las personas puede identificar, comprender y aceptar el asco, la tristeza, la ira, el disfrute y el miedo.

Incluso con estas cinco tendemos a confundir la mayor parte del tiempo tener ira con tener miedo. Esta herramienta interactiva muestra las emociones por categorías para que podamos profundizar en cada una de ellas y aprender más.

Comprender nuestras propias emociones nos permite empatizar más eficazmente con las experiencias de los demás y expresar nuestra comprensión de sus sentimientos.

Conocer nuestras emociones nos permite conectarnos con las que sustentan la experiencia de otra persona y articular nuestra comprensión de esas emociones. Esto, a su vez, nos ayuda a identificar más rápidamente lo que la otra persona podría necesitar de nosotros/as (preocupación empática).

“Empatía es ver con los ojos de otro, escuchar con los oídos de otro y sentir con el corazón de otro.” Alfred Adler, psicoterapeuta austriaco

Una cosa más antes de irte

La empatía es un conjunto de habilidades que podemos aprender y aplicar. Con la práctica, elegir y mostrar empatía se volverá menos desafiante y eventualmente será algo natural. Después de haber estado en este camino durante varios años, ahora me resulta más fácil elegir conscientemente y expresar empatía hacia los demás.

Cada uno/a de nosotros/as puede demostrar empatía de manera auténtica. No me considero demasiado sentimental. Si bien es posible que no siempre experimente exactamente lo que siente la otra persona, puedo emplear la empatía cognitiva y sentir curiosidad por sus necesidades para hacer todo lo posible para satisfacerlas.

Mostrar empatía requiere vulnerabilidad, ya que implica profundizar en nuestro propio portafolio de emociones para tratar de comprender y resonar con los sentimientos de la otra persona. Esto significa tener que desenterrar sentimientos que pueden resultar incómodos y/o revivir recuerdos que preferiríamos mantener bajo llave.

La empatía nos permite conectarnos más profundamente con los demás. Experimentar empatía genuina por parte de otra persona es increíblemente gratificante. Nos hace sentir incluidos, normales y aceptados. Es otra forma más de expresar amor y aprecio por quienes nos rodean.

¿Qué haces para mejorar tus habilidades de empatía? Por favor, déjanos saber en los comentarios.

Como coach de liderazgo, posibilito que el talento logre metas audaces con altos estándares. Mi misión es empoderar a mujeres poco representadas en la industria financiera en la transición de puestos de liderazgo de nivel medio a superior ejercitando la mente para lograr el máximo rendimiento, paz mental y mejores relaciones.

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