Cómo Superar la Languidez: Consejos Para Recuperar la Motivación y el Propósito

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¿Alguna vez te has sentido “blah”, “meh”, como si no te importara nada ni nadie? ¿Que algunos días estás en piloto automático, pero sin el entusiasmo o la emoción del nuevo día? Este fantástico artículo de Adam Grant en el New York Times explica estos sentimientos, que experimenté profundamente durante la pandemia, y que a veces aún resurgen.

Adam Grant escribe “languidecer es una sensación de estancamiento y vacío. Se siente como si estuvieras avanzando a paso de tortuga a través de tus días, mirando tu vida a través de un vidrio empañado.”

¡Qué alivio! No estamos solos: millones de personas lo padecen. Igualmente importante, esto no es algo que estaba en mi cabeza; es un fenómeno real con un nombre propio: languidez.

Es posible que haya confundido mi estado de languidecer, que bordea la depresión, con el agotamiento. O tal vez experimenté las tres cosas. Cuando lo pienso objetivamente, no estoy segura de dónde encontré la motivación interna, el impulso y la fuerza para conectarme con el trabajo todos los días, mantenerme saludable y brindar algún tipo de apoyo emocional y moral a quienes me rodeaban. No es de extrañar que me sintiera agotada, confundida y sin ideas ni objetivos a fines de 2020.

Tener rutinas fue de gran ayuda. Pude seguir en piloto automático haciendo ejercicio, meditando, cocinando, trabajando, etc. y, de alguna manera, dieron sus frutos, manteniéndome cuerda.

Este párrafo del artículo tocó una fibra sensible: “Parte del peligro es que cuando estás languideciendo, es posible que no notes el entumecimiento del placer o la disminución del impulso. No te das cuenta de que te deslizas lentamente hacia la soledad; eres indiferente a tu indiferencia. Cuando no puedes ver tu propio sufrimiento, no buscas ayuda ni haces mucho para ayudarte a ti mismo/a.”

Definitivamente era indiferente a mi indiferencia. Simplemente estaba siguiendo mis rutinas mecánicamente. Me sentía culpable por lamentarme porque mis problemas no eran “problemas reales”: tenía mi trabajo, estabilidad financiera, salud e interacción social. Entonces, ¿por qué demonios estaba afligida? Finalmente, busqué ayuda en el último trimestre de 2020, cuando no podía permanecer indiferente y se hizo evidente que me encaminaba rápidamente hacia la desesperanza.

Entonces, ¿cómo podemos superar la languidez? He aquí hay seis consejos que combinan el contenido del artículo con mi propia experiencia.

1) Nombra el Sentimiento

Cuando leí el artículo y me reconocí en él, me sentí mucho más liviana, como si hubiera perdido algunos kilos al instante. ¡Fue un gran alivio!

Es como tener finalmente un nombre para ese extraño bulto en la piel o para ese dolor persistente en la mano. Para mí fue como decir: “Bueno, ya tenemos un nombre; ahora podemos hacer una mejor búsqueda en Internet para los próximos pasos.”

Ponerle nombre al sentimiento también mejora nuestra empatía. Podemos identificar la emoción en nosotros/as mismos/as y en los demás y comunicar nuestra comprensión de lo que están sintiendo.

2) Entra en el Flujo

El flujo se produce cuando estamos tan profundamente concentrados/as en una actividad que perdemos la noción del tiempo. Según Mihaly Csikszentmihalyi, la concentración total es una sensación de unidad con lo que estás haciendo.

Después de leer el artículo de Adam Grant, me permití abrir el lente de las actividades que podrían hacerme fluir. Siempre pensé que tenían que ser proyectos directamente conectados con mi propósito, como escribir.

Afortunadamente, podemos utilizar tareas “menores” para entrar en el flujo y superar la languidez, como tejer, colorear o incluso lavar los platos.

3) Date Tiempo Sin Interrupciones

Por supuesto, para estar en flujo, necesitamos encontrar el tiempo para hacerlo. Cuando se trata de nuestra actitud hacia el tiempo, algunas personas ven abundancia (“Tengo tiempo para hacer todo lo que es importante para mí”), y otras ven escasez (“¡No tengo tiempo para nada!”).

La belleza del tiempo es que, sin importar quién seas, dónde vivas o qué edad tengas, todos tenemos exactamente 24 horas en el día, 60 minutos en una hora y 60 segundos en un minuto. Ni más ni menos.

Comienza a tratar el tiempo ininterrumpido como si fuera una cita con el médico, o mejor aún, una cita para un tratamiento de salud. Si tuvieras que ir a fisioterapia, por ejemplo, y solo tienen disponible los martes y jueves a las 10:00 a. m., probablemente buscarías la manera de cumplir con la cita. El tiempo ininterrumpido es una terapia de salud para la languidez, y vale la pena probarlo.

Comienza poco a poco con 5 minutos, 10 minutos y aumenta gradualmente. Los pequeños pasos constantes ganan la carrera.

4) Concéntrate en un Objetivo Pequeño

No hay nada mejor que una victoria, sin importar el tamaño. Cada vez que marcamos algo en nuestra lista, podemos sentir la liberación de dopamina.

Establezco metas semanales y trato de mantener un máximo de tres en la lista. A menudo, estos objetivos se alinean con metas más grandes, como perder peso o hacer ejercicio. Sin embargo, a veces se trata simplemente de abordar algo que he estado posponiendo durante un tiempo.

Combina la planificación semanal con las victorias diarias y en poco tiempo estarás diciendo “¿Languidez? ¿Cuándo?” Cada día, anota lo que consideras tus victorias. Por lo general, hago esto hacia el final de la jornada laboral, justo antes de apagar mi computadora. Estas victorias pueden ser de cualquier tamaño. Algunas de las mías incluyen:

  • Contribuí a un artículo colaborativo en LinkedIn.
  • Lavé la ropa.
  • Programé los pagos del próximo mes.

5) Ayuda a Otros

Si pudiera viajar en el tiempo hasta 2020 (¡sí, lo dije!), lo único que haría de manera diferente sería hacer trabajo voluntario.

Cuando ayudamos a los demás, independientemente de si son menos afortunados que nosotros/as o no, inmediatamente salimos de nuestra cabeza. Nos vemos obligados/as a centrarnos en otra persona, lo que nos da un respiro muy necesario de nuestros propios pensamientos.

Admito que últimamente he tenido deficiencias en este aspecto, algo que tendré que corregir en lo que queda de este año y el próximo.

6) Tómate un Tiempo Libre

Recientemente escuché acerca de un gerente que le dijo a sus empleados que podían faltar por enfermedad o tristeza.

Cuando tenemos gripe y no nos sentimos bien físicamente, la mayoría de nosotros/as no tenemos ningún problema en llamar para decir que estamos enfermos/as. Nuestra salud emocional y mental debe ser tratada con el mismo respeto. No hay necesidad de entrar en detalles. La palabra “indispuesto/a” es maravillosa: inmediatamente le dice al oyente (o lector) que hoy no nos sentimos al 100% y que necesitamos descansar y recuperarnos.

“Haz lo que puedas, donde estés, con lo que tengas.” Teddy Roosevelt, 26º presidente de los Estados Unidos

Una Cosa Más Antes de Irte

Es perfectamente normal sentir languidez temporalmente a lo largo de nuestra vida; es casi inevitable. Creo que esta es una de las formas en que nuestro cuerpo nos avisa de que es hora de recalibrar la intensidad de nuestra existencia aumentándola o disminuyéndola según sea el caso.

Afortunadamente, existen herramientas que podemos utilizar para superar la languidez. Tener un nombre para lo que sentimos y saber que otras personas están en la misma situación fue liberador para mí. Experimenta con los consejos de este artículo y observa cómo te sientes.

¿Qué otros consejos tienes para superar la languidez? Por favor, déjanos saber en los comentarios.

Como coach de liderazgo, posibilito que el talento logre metas audaces con altos estándares. Mi misión es empoderar a mujeres poco representadas en la industria financiera en la transición de puestos de liderazgo de nivel medio a superior ejercitando la mente para lograr el máximo rendimiento, paz mental y mejores relaciones.

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