Considera las Emociones al Resolver Problemas
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Escena 1 – Es lunes por la mañana. Tu jefe/a te pide que lideres un proyecto para transformar un proceso específico y hacerlo más rápido y sencillo.
Escena 2: Tú y tu futura ex pareja están sentados uno frente al otro discutiendo cómo dividir activos y hacer arreglos de custodia.
Estos son dos problemas por resolver. ¿Cuál tiene componentes emocionales? La segunda opción parece ser la respuesta obvia considerando que hay sentimientos entre la pareja y otros miembros de una familia en proceso de reorganización.
Ambos problemas tienen componentes emocionales. En el momento en que hay gente participando, automáticamente hay emociones en la mezcla.
Hasta hace poco, pensaba en las habilidades de resolución de problemas como la capacidad de descubrir el verdadero problema (es decir, la causa raíz) y pensar en posibles soluciones viables para abordar tanto los síntomas como la enfermedad. Pensaba en mí misma como una gran solucionadora de problemas, enumeré esas habilidades en mi currículum, eran parte de mis puntos de venta y disfruté (y todavía lo hago) buscando soluciones para hacer la vida más fácil para mí y para los/as demás.
Como parte de mi entrenamiento para convertirme en administradora de evaluaciones EQ-i / EQ360, tomé la prueba y, para mi sorpresa, obtuve una puntuación baja en resolución de problemas. Me quedé estupefacta.
¿Qué fue diferente en la evaluación? ¿Por qué obtuve esa puntuación? Resulta que hay un componente emocional en la resolución de problemas en el que estoy trabajando y que aún no he dominado. ¡No es de extrañar que la puntuación fuera más baja de lo esperado!
“No te ahogas cayendo al agua; te ahogas permaneciendo allí.” Desconocido
En el libro The EQ Edge, los doctores Steven J. Stein y Howard E. Book definen la resolución de problemas desde la perspectiva de EQ como la capacidad de encontrar soluciones a problemas en situaciones en las que las emociones están involucradas y de comprender cómo las emociones impactan la toma de decisiones.
Si puedes responder ‘nunca’ o ‘casi nunca’ a estas preguntas, entonces tienes una alta capacidad de EQ para resolver problemas:
- Cuando estoy realmente molesto/a, no puedo decidir qué hacer.
- Tiendo a preocuparme por un problema en lugar de intentar resolverlo.
- Evito lidiar con problemas.
- Me resulta difícil decidir cuál es la mejor solución a la hora de resolver un problema.
- Me atasco al pensar en diferentes formas de resolver problemas.
- Me siento abrumado/a cuando necesito tomar una decisión.
- Si tengo dificultad para resolver un problema, me frustro y me rindo.
- Dejo que mis emociones se interpongan en el camino a la hora de tomar decisiones.
“Una cosa es segura. Tenemos que hacer algo. Tenemos que hacer lo mejor que podamos en este momento. . . Si no sale bien, podemos modificarlo a medida que avanzamos.” Franklin D. Roosevelt
He aquí un enfoque que sigue tres reglas de resolución de problemas propuestas por Marvin Levine en su libro Effective Problem Solving.
Primero comenzamos con la externalización. Esto es lo que yo llamo ‘descargar todo en papel (o e-papel)’. Anotamos o hacemos una representación visual de toda la información que tenemos en ese momento.
Digamos que queremos conseguir otro trabajo. Empezaremos anotando en papel qué tipo de rol preferimos, ubicación, empresas a considerar, alcance de responsabilidad, nivel de interacción con clientes internos o externos, etc.
Continuamos con la visualización donde nos imaginamos pasando por los diferentes pasos que daríamos para abordar el problema y/o visualizamos el resultado de una posible solución. Cuando se hace en detalle y sin distracciones, es extremadamente útil para proporcionar más profundidad a la situación. Realiza este proceso de la manera más vívida posible y evalúa tus sentimientos y emociones. ¿Qué te dice tu instinto?
Siguiendo con el ejemplo de conseguir otro trabajo, podemos visualizar cómo sería tener un rol en el que tengamos interacción constante con clientes externos, o ninguna en absoluto. Podríamos imaginar cómo sería tener una posición en la que tenemos una curva de aprendizaje pronunciada o en la que somos expertos/as en la materia.
El tercer paso es la simplificación, donde dividimos el problema en sus partes más elementales. Esto es extremadamente útil para armar un plan de acción que no sea abrumador y que podamos abordar siguiendo pasos y tareas de manera constante.
En nuestro ejemplo de búsqueda de un nuevo trabajo, nuestra lista de tareas incluiría contactar a colegas en la industria, investigar las empresas que nos interesan, actualizar nuestro currículum, etc.
“Cualquier falla que haya conocido, cualquier error que haya cometido, cualquier locura que haya presenciado en la vida pública y privada, ha sido consecuencia de una acción sin pensar.” Bernard Baruch
Una vida sin problemas no existe y, si existiera, sería muy aburrida. La clave está en gestionar nuestras propias emociones y las de los/as demás para poder abordar de forma eficaz la verdadera causa raíz del problema, elegir la solución óptima con la información que tenemos en ese momento y volver a intentarlo si los resultados no fueron los esperados.
La buena noticia es que no podemos cometer ningún error porque decidimos con la información y el conocimiento que tenemos en ese momento. Sólo durante la evaluación compararemos la solución elegida con nuestras expectativas iniciales. Incluso entonces, lo que aprendemos sobrepasa con creces el ‘fracaso’, por lo que siempre ganamos independientemente del resultado.
¿Cómo manejas las emociones durante la resolución de problemas? Por favor déjanos saber en los comentarios.
Como coach de liderazgo, posibilito que el talento logre metas audaces con altos estándares. Mi misión es ayudar a las mujeres en la transición de puestos de liderazgo de nivel medio a superior creando conciencia, aumentando la inteligencia emocional y revelando las herramientas y opciones disponibles para ellas, para que puedan realizar y desarrollar su máximo potencial.