No Puedes Cometer Ningún Error

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Un buen número entre nos somos o hemos sido parte de la Gran Resignación que está ocurriendo actualmente. El fin de semana pasado conocí a dos mujeres que se dieron cuenta de que sus carreras ya no estaban alineadas con su propósito de vida, por lo que decidieron renunciar o cambiar el alcance de sus trabajos actuales.

El tema común que escuché durante nuestra discusión fue ‘¿cuál es la decisión acertada?’, ‘¿cómo elijo el camino correcto para mí?’, o algo por el estilo. Sólo sabían que su camino actual no era el indicado para ellas, pero no tenían uno nuevo definido.

Observa el uso de la palabra ‘acertada’ o ‘correcto’. Muchas veces, la indecisión nos paraliza porque no queremos elegir la opción ‘equivocada’.

Este miedo es completamente normal. Desde temprana edad, recibimos recompensa por tener la respuesta correcta en la escuela, la universidad (o equivalente), durante las entrevistas de trabajo y en nuestra profesión. Hay poco espacio para la experimentación, el ensayo y error y el aprendizaje en el proceso. Incluso en materias donde frecuentemente hay una respuesta correcta, como Matemáticas, hay muchos caminos que podemos tomar para llegar a esa respuesta.

Error se define como una acción, decisión o juicio que produce un resultado no deseado o involuntario. La palabra clave es ‘produce’. Eso significa que debemos dejar que pase el tiempo para que surja un resultado, de modo que podamos evaluar si era lo que queríamos o esperábamos.

Es decir, en el momento preciso de elegir una opción, no hay margen para que se produzca un error. No sabremos que estamos ‘cometiendo un error’ en el momento de elegir, solamente más tarde.

Cuando tomamos una decisión, incluso aquéllas basadas en datos históricos, experiencia, comentarios de expertos/as, etc., no sabemos a ciencia cierta cómo van a resultar las cosas. Trabajamos con probabilidad, no con certeza.

“Si tuviera que volver a vivir mi vida, cometería los mismos errores, sólo que antes.” Desconocido

Mi clienta Amanda quería trabajar en otro departamento de su empresa. Era un rol difícil para ella, ya que tenía algunas de las habilidades y la experiencia, pero no era el siguiente paso tradicional en su trayectoria profesional. Sufría porque temía que esta fuera la decisión ‘incorrecta’ para ella.

Exploramos juntas cómo la decisión de tomar ese nuevo puesto se sentía en su cuerpo, mente y corazón. Estaba emocionada pensando en lo que podría hacer en ese otro equipo y todas las cosas que podría aprender. Luego hablamos de los pros y los contras de cada decisión (permanecer en su puesto actual o asumir el nuevo). Finalmente, discutimos cómo podría obtener los pros de la opción no elegida en la elegida.

Además, Amanda tenía la conciencia de que nada es para siempre. Asumir ese nuevo rol no significaba permanecer en él por el resto de su carrera. Esa comprensión le quitó un gran peso de encima.

La mayoría de las decisiones que tomamos no son permanentes, ya que el cambio es lo único constante en la vida.

“Llegamos a aprender que no vale la pena afligirse demasiado por nuestros errores. Por lo general, tratamos de hacer lo mejor que podemos.” Desconocido

Aquí hay tres enfoques para cambiar nuestra perspectiva de quedarnos en el pasado a aprender de nuestras elecciones. Me parecieron liberadores.

1) En lugar de lamentarnos y centrarnos en el ‘error’ cometido, podemos preguntarnos: ¿qué haría de manera diferente con lo que sé hoy? ¿Qué me ha enseñado esta experiencia? ¿Cómo voy a aplicar este aprendizaje en el futuro?

2) En lugar de enfocarte en hacerlo ‘correctamente’, elije experimentar – investiga sobre el tema, imagina los posibles resultados de cada elección y considera las aportaciones de otras personas. Pregúntate ‘¿qué tan arriesgado o no sería intentarlo?’ ‘¿Cómo podría probar esta idea o este camino antes de tomar una decisión final?’

3) Muy pocas decisiones son definitivas. Con frecuencia podemos ‘deshacerlas’, modificarlas o adaptarlas a las circunstancias posteriores a la decisión. Cuando reflexiono sobre mi vida, con mayor frecuencia lamento la falta de acción o las elecciones basadas en el miedo. En la medida de lo posible, quiero evitar la futura conversación conmigo misma de ‘¿qué tal si…?’

“A veces podemos aprender más de los errores de una persona que de sus virtudes.” Henry Wadsworth Longfellow

Es normal que nos paralicemos por la indecisión. Hemos sido condicionados/as para brindar una respuesta correcta en muchos aspectos de nuestra vida.

En el 2022, adoptemos la experimentación, un ciclo constante de implementación, evaluación de resultados, ajuste e implementación nuevamente.

Seamos conscientes de cuándo y con qué frecuencia usamos la palabra error con nosotras/os mismas/os, nuestros familiares y nuestros equipos.

Recuerda, no puedes cometer ningún error. Tomas cada elección con la información que tienes en el momento… solamente en el futuro podrás saber si la decisión cumplió con tus expectativas o no.

¿Cómo cambiarás tu forma de pensar para compensar el miedo a elegir el camino equivocado? Por favor, déjanos saber en los comentarios.

Como coach de liderazgo, posibilito que el talento logre metas audaces con altos estándares. Mi misión es ayudar a mujeres poco representadas en la industria financiera en la transición de puestos de liderazgo de nivel medio a superior creando conciencia, aumentando la inteligencia emocional y revelando las herramientas y opciones disponibles para ellas.

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