Qué Es El Optimismo Y Cómo Aumentarlo
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Me considero optimista. Esta es mi naturaleza y definitivamente algo que he cultivado conscientemente durante gran parte de mi vida adulta. De hecho, las personas pesimistas me agotan y tiendo a limitar considerablemente el tiempo que paso con ellas.
También tengo alta prueba de realidad que resulta en optimismo realista. Esto significa que puedo ver los obstáculos y desafíos por lo que son y decidir que aprenderé de ellos y encontraré una manera de superarlos, en lugar de caer en la espiral de autodesprecio, culpa y negatividad.
No confundamos el optimismo con la positividad tóxica, que descarta las emociones negativas con falsos consuelos.
Decidir tomar una perspectiva positiva y expansiva de la vida no significa que no experimentemos estrés, tristeza, frustración, ira, dolor. Significa que adquirimos herramientas para procesar más rápido las emociones relacionadas con el estrés, sacudirnos y continuar con la misión de nuestra vida.
¿Qué es el optimismo?
En el libro The EQ Edge, los doctores Steven J. Stein y Howard E. Book definen el optimismo como la capacidad de mirar el lado positivo de la vida y mantener una actitud positiva incluso frente a la adversidad. Implica mantener la esperanza y la resiliencia, a pesar de los reveses ocasionales. No es una tendencia a creer que las cosas van a salir bien pase lo que pase. Tampoco es la capacidad de permitirse una perpetua charla de ánimo. Más bien, es la capacidad de dejar de pensar o decir cosas destructivas sobre ti mismo/a y el mundo que te rodea, especialmente cuando estás sufriendo reveses personales.
El optimismo es un estado de ánimo y especialmente cuando se combina con la prueba de realidad puede ayudarnos a aprender las lecciones y la sabiduría de cada situación, especialmente cuando el resultado no es el que queríamos o esperábamos.
¿Cómo sé si soy optimista?
Si puedes responder ‘siempre’ o ‘casi siempre’ a estas afirmaciones, entonces tienes alto optimismo:
- Me mantengo positiva/o incluso cuando las cosas se ponen difíciles.
- Soy optimista.
- Tengo esperanza en el futuro.
- Veo lo mejor en las personas.
- Tengo buenos pensamientos sobre el futuro.
- Espero que las cosas salgan bien, a pesar de los contratiempos ocasionales.
- Tengo una perspectiva positiva.
Si puedes responder ‘nunca’ o ‘casi nunca’ a esta afirmación, entonces tienes alto optimismo:
- Espero lo peor.
¿Cómo puedo aumentar mi optimismo?
Cuida tu diálogo interno
Soy una firme creyente de que las palabras importan. Son importantes para otras personas e igualmente para nosotras/os. Si usamos un lenguaje asociado con la culpa, el estrés, el miedo, esas son las emociones y pensamientos que evocaremos.
Si, por el contrario, usamos palabras alentadoras, expansivas, relacionadas con el crecimiento, esos son los pensamientos y emociones que tendremos.
Imaginemos que no conseguiste el trabajo que querías. Una perspectiva pesimista sería decirte a ti misma ‘esto siempre me pasa a mí; nunca seré ascendida, ¡soy una porquería!’
Una perspectiva optimista sonaría como ‘¡esto es una porquería! Realmente quería ese trabajo. Pero no me convenía en este momento. Habrá otros puestos y ahora tengo más información y práctica después de estas rondas de entrevistas.’
Ambas personas pueden estar igualmente frustradas. El optimista puede ver el resultado como parte de la experiencia y no como parte de su identidad (‘esto es una porquería’ vs. ‘soy una porquería’) y utilizarlo para mejorar su enfoque en la próxima entrevista.
Comienza a prestar atención a las palabras que te dices a ti misma/o. Si se las dijeras a otra persona en voz alta, entonces probablemente estén bien. Si te horrorizaras si alguna vez se las dijeras a un/a amigo/a o familiar, entonces date la misma consideración y modifícalas.
Practica la gratitud
Como sabes, el propósito principal del cerebro es mantenernos con vida. Para hacer eso, está programado para ver todas las posibles amenazas que nos rodean; el valor predeterminado es una perspectiva negativa. Esto era imperativo cuando deambulábamos por la jungla, la tundra o el bosque, buscando comida y luchando por no ser comida.
Practicar la gratitud es un enfoque comprobado para contrarrestar esta configuración de nuestro cerebro. Al buscar cosas por las que dar gracias, obligamos a nuestro cerebro a buscar cosas positivas a nuestro alrededor. Piensa en la taza de café o té que tomaste esta mañana; agradece tener agua y un aparato para calentarla, tener a tu disposición ese café o té específico.
Comienza por dar gracias por una cosa al día y construye a partir de ahí.
Pon los pensamientos negativos en espera
Este es un buen truco para evitar que nuestra mente caiga en la espiral de la negatividad, la culpa y la frustración.
Así es como funciona: cuando tienes un pensamiento relacionado con el estrés como ‘mi jefe es un idiota’ o ‘soy tan idiota; ¡no puedo creer que perdí a ese cliente!’, escríbelo. Luego, agenda tiempo en las próximas 24 horas para manejar esos pensamientos.
Decidir lidiar con esos pensamientos más tarde tiene dos ventajas. Primero, al no continuar con el proceso de pensamiento negativo, te detienes en el primer pensamiento. De lo contrario, seguirías acumulando pensamiento tras pensamiento hasta el punto de ponerte innecesariamente de mal humor.
En segundo lugar, te permite calmarte y ver la situación de manera más objetiva. En lugar de ‘mi jefe es un idiota’, puedes terminar con ‘creo que John estaba teniendo un día difícil; usó un lenguaje duro que no me gustó, y hablaré con él al respecto. No creo que haya sido personal hacia mí.’
“Reflexiona sobre la belleza de la vida. Observa las estrellas e imagínate a ti misma/o corriendo con ellas.” Marco Aurelio, Meditaciones
El optimismo es un estado mental que se puede aprender, cultivar y mejorar engañando a nuestro cerebro a modificar su programa predeterminado.
Imagínate cuánto más fácil serían nuestras vidas si más personas trabajaran para mejorar sus niveles de optimismo. Tendríamos más experimentación en el trabajo, el ‘fracaso’ no sería devastador y tendríamos más acceso a nuestra creatividad, impulsando así la innovación y el rendimiento.
¿Qué haces para aumentar tu optimismo? Por favor, déjanos saber en los comentarios.
Como coach de liderazgo, posibilito que el talento logre metas audaces con altos estándares. Mi misión es ayudar a mujeres poco representadas en la industria financiera en la transición de puestos de liderazgo de nivel medio a superior creando conciencia, aumentando la inteligencia emocional y revelando las herramientas y opciones disponibles para ellas.
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