Vulnerabilidad: ¿Fortaleza o Debilidad?
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Mis clientes tienen dificultad con los conceptos de autenticidad y vulnerabilidad, especialmente en el trabajo. Entienden la importancia de ser auténticos/as, tienen una comprensión incorrecta de la vulnerabilidad y se les complica mostrar cualquiera de estas características. Piensan que presentar vulnerabilidad y/o autenticidad les hará parecer débiles perjudicando su posición como gerentes y líderes en su organización.
Según Brené Brown en su libro Dare to Lead, la vulnerabilidad es la emoción que experimentamos en momentos de incertidumbre, riesgo y exposición emocional.
La autenticidad, por otro lado, es la cualidad de ser real o verdadero/a. Eso significa que no siempre somos superhumanos. No lo sabemos todo, experimentamos miedo, tristeza, ira y felicidad como todo el mundo. Y a veces tomamos decisiones de las que luego nos arrepentimos.
Debido a que, al igual que mis clientes, tenía una comprensión incorrecta de la vulnerabilidad, solía verla como una debilidad. Pensaba que la vulnerabilidad era exhibir mis entrañas a todo el mundo, lo que comprensiblemente me hacía sentir extremadamente incómoda.
Para mi sorpresa, resulta que mostrar vulnerabilidad (con límites) es un signo de fortaleza.
Sorprendentemente, no hay autenticidad sin vulnerabilidad. Para mostrar nuestro yo auténtico, que va más allá de nuestro peinado, ropa o la elección de accesorios, debemos experimentar la vulnerabilidad. De lo contrario, daremos una impresión de falsedad que es evidente para la gente que nos observa.
La palabra clave a la hora de mostrar vulnerabilidad y, por tanto, autenticidad, es límites. Controlamos lo que queremos compartir, con quién, cuándo y con qué propósito.
“El mérito pertenece a la persona que está en el ring, cuyo rostro está estropeado por el polvo, el sudor y la sangre; quien se esfuerza valientemente; quien yerra, quien se queda corto/a una y otra vez … quien en el mejor de los casos conoce al final el triunfo de grandes logros, y que, en el peor de los casos, si fracasa, al menos fracasa por osado/a.” – Theodore Roosevelt
Aquí hay algunas consideraciones para mostrar vulnerabilidad y autenticidad con límites.
1) Piensa por qué estás compartiendo algo
En toda comunicación hay un propósito incluso cuando éste no es inicialmente aparente. Por lo general, queremos informar, obtener aprobación, enseñar, sanar o conectar.
Cuando compartimos una historia que muestra nuestro yo menos que perfecto, la intención es conectar, enseñar o sanar. Para esto último, queremos hacerlo con un profesional como un/a psicoterapeuta o psiquiatra.
Para conectar con las personas o para enseñar, queremos transmitirles que podemos relacionarnos con sus dificultades, que tenemos experiencias similares a las de ellas y que hemos recorrido el camino donde ahora se encuentran. Esto es lo que solemos hacer con amistades cercanas, familiares y colegas cuando les contamos sobre una situación desafiante, un momento embarazoso o un evento con resultados inesperados.
Por ejemplo, puedo relatar mi proceso para organizar mis finanzas personales. Parte de esa historia serviría para conectar con otras personas que pueden sentirse menos que adecuadas o impotentes porque viven de sueldo a sueldo como yo hace unos años. Otra parte de esa historia mostraría las técnicas que utilicé, cuáles funcionaron y cuáles no, ya que las probé de primera mano.
2) Establece límites
¿Alguna vez conociste a alguien que compartió demasiada información demasiado pronto? Y cuando hemos sido esa persona, generalmente porque alguna sustancia (vino o licores) nos quitó el filtro, el arrepentimiento posterior es normalmente mucho peor que la resaca.
Una vez estuve en una boda y me senté junto a una pareja. Me presenté y comencé la charla habitual en este tipo de eventos: ¿eres amiga de la novia o del novio? ¿Cómo les conoces? De repente, esta mujer, a quien no conocía antes de esa noche, me contó toda su historia sobre cuánto quería tener hijos, lo difícil que había sido y el tratamiento de FIV por el que estaban pasando ella y su esposo. Demasiada información demasiado pronto.
No todo el mundo está preparado/a para recibir el mismo tipo de información. Hay cosas que discutimos sólo en nuestra familia inmediata, otras que se revelan en el consultorio del/a terapeuta y otras que se pueden editar para compartir con un grupo más amplio. Es importante decidir qué y cuánto revelamos de una experiencia personal y con quién.
3) La autenticidad no es una excusa
Mucha gente confunde ser auténtico/a con ser desagradable, ruidoso/a y vago/a. Están viviendo ‘su verdad’.
La autenticidad no es una excusa para no ser profesional, cumplir con tus compromisos y hacer y ser lo mejor que puedas.
Por ejemplo, no te presentarías al trabajo en traje de baño en nombre de ser tu ‘auténtico yo’.
Tu ‘yo auténtico’ tampoco puede faltarle el respeto a la gente. Si dices algo que otros/as pueden encontrar ofensivo, te disculpas y te comprometes a ser más considerado/a en el futuro.
4) Pide y recibe ayuda
Escribí sobre cómo pedir ayuda de manera productiva. También hay un arte en recibir ayuda. A la mayoría de la gente le encanta ayudar a los/as demás. Más aún si la persona a la que ayudan es percibida como un/a mentor/a o un modelo a seguir.
Es posible que realmente no necesites su ayuda. Y, sin embargo, aceptarla e incluso pedirla te hará ganar puntos de por vida. La otra persona se sentirá mejor y eso contribuirá a su bienestar. Además, podrías obtener información adicional que no tenías antes.
El mejor ejemplo que veo es con niños/as de cuatro o cinco años. ¿Realmente necesitamos su asistencia cuando horneamos galletas o limpiamos la cocina? Ciertamente no. Pero les encanta ayudar; creen que están contribuyendo y eso les hace sentir ‘mayores’. Y aceptamos esa ayuda porque no queremos herir sus sentimientos. Podemos extender esa cortesía a las personas adultas que nos rodean y aceptar su cooperación.
“Cuando éramos niños/as, solíamos pensar que cuando fuéramos mayores ya no seríamos vulnerables. Pero crecer es aceptar la vulnerabilidad. Estar vivo/a es ser vulnerable.” – Madeleine L’Engle
Pasamos una gran cantidad de tiempo tratando de alcanzar la perfección y ser autosuficientes. Sé que he desperdiciado mucho tiempo y energía tratando de lograr estos estándares imposibles. La realidad es que para conectarnos con la gente queremos mostrar nuestro proceso: la lucha, el triunfo, las lecciones aprendidas.
Como dice Brené Brown, la ironía es que intentamos repudiar nuestras historias difíciles para parecer más completos/as o aceptables, pero nuestra integridad, incluso nuestra sinceridad, en realidad depende de la integración de todas nuestras experiencias, incluyendo las caídas.
Curiosamente, mostrar la vulnerabilidad de manera adecuada aumenta nuestro respeto y credibilidad, así como la confianza que los/as demás nos tienen. Al mostrar ‘nuestra barriga’ somos los/as primeros/as en decir ‘confío en ti’. A menos que la otra persona resulte ser un/a psicópata, la respuesta invariablemente será ‘yo también confío en ti porque tú confiaste en mí primero’.
¿Qué haces para mostrar autenticidad y vulnerabilidad? ¿Cuál consideración resonó más y cuál menos? Por favor déjanos saber en los comentarios. Puedes escribir en español, inglés, portugués o francés.
Mi misión es ayudar a las mujeres en la transición de puestos de liderazgo de nivel medio a superior creando conciencia, aumentando la inteligencia emocional y revelando las herramientas y opciones disponibles para ellas, para que puedan realizar y desarrollar su máximo potencial.