Manejar el Cambio: Aprovecha el Crecimiento y Desarrollo Personal
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Sabemos que el cambio es la única constante, sin embargo, cada vez que lo experimentamos en cualquier aspecto de nuestras vidas, tendemos a sufrir, incluso si es algo que buscamos.
Cuando ocurre un cambio significativo (la muerte de un ser querido, la pérdida del trabajo o el fin de una relación romántica), no sólo nos encontramos en un territorio desconocido en el presente, sino que también tenemos que reconfigurar nuestro futuro. ¡No es de extrañar que nuestro cerebro se vuelva loco con tantas cosas que manejar!
Cambiar significa hacer que algo sea diferente, dándole una forma o apariencia completamente nueva; es un proceso de transformación.
Cuanto más practico la inteligencia positiva y la aptitud mental, más rápido puedo convertir cada situación, especialmente el cambio, en un regalo y una oportunidad. Al reflexionar sobre los cambios significativos en mi vida, veo claramente cómo sin ellos no habría evolucionado hasta convertirme en la persona que soy hoy.
Cada uno/a de nosotros/as experimenta fases de shock, negación, frustración, depresión, experimentación, decisión e integración ante cualquier tipo de cambio. Está bajo nuestro control determinar cuánto tiempo permaneceremos en cada etapa.
Cuando experimentamos un cambio que elegimos, como conseguir un nuevo trabajo, mudarnos a otra ciudad o ir a la universidad, tendemos a pasar por las primeras cuatro etapas más rápidamente.
Cuando un cambio es iniciado por circunstancias externas, podemos optar por cambiar nuestra perspectiva desde “¿Por qué me está pasando esto a mí?” a “¡Genial! Veamos qué pasa.”
Esto es más fácil decirlo que hacerlo. El tiempo que permanecemos en cada fase depende de nuestra propia resiliencia, la naturaleza y magnitud del cambio y nuestra capacidad para manejar nuestros saboteadores y obstáculos internos. Debemos cultivar la curiosidad, mantener la mente abierta y practicar la autocompasión durante este proceso.
“El secreto del cambio es concentrar toda tu energía no en luchar contra lo viejo, sino en construir lo nuevo.” Sócrates, filósofo griego
De las siete fases relacionadas con el cambio (shock, negación, frustración, depresión, experimentación, decisión e integración) me voy a centrar en las tres últimas.
Experimentación
La experimentación es el proceso de probar métodos, actividades, etc. para descubrir qué efecto tienen. Cada vez que me encuentro con esta definición, me siento más ligera. ¿Por qué? Porque la experimentación ofrece innumerables posibilidades de sorpresas y nos permite acercarnos a los resultados sin ningún apego.
Cuando ocurre un cambio, intencional o inesperado, se nos presenta una valiosa oportunidad para adoptar nuestra curiosidad y embarcarnos en un viaje de descubrimiento.
Por ejemplo, imagina que hay una reorganización en tu empresa y eliminan tu puesto. Este cambio viene hacia ti. Pasar rápidamente por las primeras cuatro fases (shock, negación, frustración y depresión) te permitirá experimentar más rápidamente. ¿Qué pasa si decides trabajar para una empresa diferente? ¿O tomar una pausa prolongada? ¿Hacer algo completamente diferente? ¿Probar los tres?
Aunque el cambio “te pasó a ti”, al diseñar tus propios experimentos vuelves a tomar el control. Y lo más importante es que te desprendes de los resultados porque estás descubriendo qué efectos tendrían tus acciones.
“Toda la vida es un experimento. Cuantos más experimentos hagas, mejor.” Ralph Waldo Emerson, filósofo estadounidense
Decisión
Una decisión es una elección que se hace sobre algo después de pensar en varias posibilidades.
Incluso si el cambio lo inician otros, siempre tenemos una opción.
Durante la fase de experimentación, a medida que descubres y recopilas resultados, generas múltiples opciones para elegir o decidir.
El poder de navegación es bastante útil en esta etapa. Visualízate dentro de uno, cinco, diez o veinte años reflexionando sobre cada posibilidad. ¿Cómo te sentirías en el futuro con esta decisión? ¿Te arrepentirías?
“No eres víctima del mundo, sino dueño de tu propio destino. Son tus elecciones y decisiones las que determinan tu destino.” Roy T. Bennett, autor
Integración
La integración es el proceso de combinar dos o más cosas en una o pasar a formar parte de un grupo de personas. Implica modificar nuestras vidas para adaptarnos a nuevas condiciones.
En este proceso utilizamos nuestro ingenio y creatividad para imaginar todos los aspectos positivos de nuestra nueva situación.
Utilizando el ejemplo anterior de perder el trabajo, puedes pensar en una lista de posibles ventajas, como el lujo de dormir hasta tarde el siguiente día laboral, disfrutar de una o dos horas para ti misma/o, finalmente organizar tu armario, etc.
A menudo subestimamos nuestra capacidad para adaptarnos a circunstancias desconocidas; en realidad, poseemos una tremenda resiliencia que tendemos a pasar por alto.
“La integración es una ley básica de la vida; cuando la resistimos, el resultado natural es la desintegración, tanto dentro como fuera de nosotros. Así, llegamos al concepto de armonía a través de la integración.” Norman Cousins, periodista político estadounidense y defensor de la paz mundial
Una cosa más antes de irte
La única constante en la vida es el cambio, pero la programación de nuestro cerebro a menudo nos lleva a resistirlo en lugar de aceptarlo. Dado que ya no vagamos por la jungla, podemos anular el código y reprogramar nuestra mentalidad para dar la bienvenida e incluso buscar el cambio.
Cada situación es o puede convertirse en un regalo y una oportunidad. La forma en que percibimos el cambio está influenciada por nuestros niveles de energía, que están moldeados por experiencias previas, filtros que creamos y si la situación se considera estresante o no.
Es importante recordar que siempre tenemos una opción, incluso si se trata simplemente de elegir nuestra actitud ante una circunstancia determinada.
Debido a que tenemos que reajustar nuestra programación cerebral predeterminada, los cambios, especialmente los significativos, son nuestros mejores maestros. Imagínate un mundo donde todo siguiera igual. Estaríamos atrapados/as en la escuela secundaria con ese vergonzoso grano encima del labio superior o aprisionados/as en trabajos, relaciones o situaciones de vida insatisfactorias simplemente por temor al cambio. No puedo imaginar nada más aburrido que una vida sin cambios.
¿Qué haces para aceptar el cambio? Por favor, déjanos saber en los comentarios.
Como coach de liderazgo, posibilito que el talento logre metas audaces con altos estándares. Mi misión es empoderar a mujeres poco representadas en la industria financiera en la transición de puestos de liderazgo de nivel medio a superior ejercitando la mente para lograr el máximo rendimiento, paz mental y mejores relaciones.
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