Cómo Confiar En El Proceso: Consejos Para Una Vida Mejor

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Cuando era niña, pasé más de diez años en un grupo de teatro aficionado. Asistía dos veces por semana durante todo el año, aunque sólo teníamos uno o dos espectáculos. Pasábamos meses ensayando, refinando nuestros personajes y aprendiendo nuestras líneas y movimientos en el escenario. Fue a la vez divertido e intenso. Debido a que era un teatro pequeño, podíamos ver (y escuchar) fácilmente a la audiencia desde el escenario. Había distracciones – alguien llegaba tarde, accidentalmente mirábamos a la audiencia y veíamos a uno de nuestros amigos riendo o mirando… lo que sea. Alguien olvidaba sus líneas o perdía la señal para entrar al escenario. La belleza de toda la preparación era que podíamos continuar fácilmente con la obra y la audiencia ni se enteraba. A medida que adquiría más experiencia, podía adaptarme más rápido y mejorar mi actuación.

Esto es confiar en el proceso. Pasar por toda la preparación y luego dejarse llevar y confiar en que las cosas se desarrollarán como deben en ese momento. La atención se centra en la competencia, no en el resultado final.

Esta es una de las perspectivas más liberadoras que he obtenido en los últimos años. Confiar en el proceso me ha liberado de la perfección.

Para ganar competencia queremos tener todo tipo de resultados. Estos proporcionan la retroalimentación que necesitamos para nuestra próxima iteración. Ahora pienso en los resultados como indicadores que proporcionan información que utilizo para planificar el siguiente hito.

En lugar de centrarme en el éxito y el fracaso, pienso en los resultados esperados. ¿Mi enfoque cumplió con mis expectativas? ¿Necesito cambiar de rumbo o realizar la actividad de otra manera?

Confiar en el proceso, junto con otras disciplinas como la conciencia, la aceptación y la toma de decisiones conscientes, nos permite acceder con frecuencia a nuestro yo superior, incorporar la perspectiva del sabio y dar lo mejor de sí sin juicio, estrés o miedo.

Aquí hay algunos conceptos para tener en cuenta a medida que adoptamos esta disciplina de confiar en el proceso.

Siempre Hacemos Lo Mejor Que Podemos y Nada Más

Salvo contadas excepciones, nadie se levanta todos los días con la intención de no hacer lo mejor posible.

Cuando vemos a niños/as de cualquier edad tratando de aprender algo nuevo, tendemos a ser indulgentes y alentadores. Somos pacientes con sus intentos “fallidos”. Naturalmente, asumimos que están haciendo lo mejor que pueden.

A medida que nos hacemos adultos, las expectativas cambian de inmediato: ahora se supone que debemos saber todo y desempeñarnos sin problemas. El desafío es que juzgamos a las personas por no hacer lo mejor posible en función de lo que consideramos “mejor”. Suponemos que la gente “debería” saber ciertas cosas a estas alturas. La realidad es que no todo el mundo ha estado expuesto a lo que hemos vivido, y viceversa.

Cambiemos esa mentalidad a una más amable y asumamos una intención positiva. Tú y yo estamos haciendo lo mejor que podemos con lo que sabemos hoy y en las circunstancias en las que nos encontramos actualmente. Todos los demás también.

“Haz lo mejor que puedas, con lo que puedas, mientras puedas, y el éxito será inevitable.” Steve Maraboli de Unapologetically You: Reflections on Life and the Human Experience

Sabemos Más de lo Que Creemos Que Sabemos

Antes de la pandemia asistí a un panel como parte de las actividades del mes de la herencia hispana. Una de las panelistas era dominicana y contaba la historia de venir a Nueva York con sus padres, quienes se divorciaron poco después de su llegada. Su madre se convirtió en madre soltera y tenía varios trabajos. La panelista explicó cómo llegaba a casa de la escuela cuando tenía doce años y tenía que cuidarse sola. La frase favorita de su mamá, que, por supuesto yo también escuché a pesar de que mis circunstancias eran diferentes, era ‘¡Resuelve!’ – es decir, averigua por ti misma porque no tengo ni tiempo ni espacio para hacerlo por ti.

Mientras la panelista contaba la historia, podía ver y escuchar a su madre diciéndole que resolviera las cosas. Me cayó el veinte.

Yo (todos nosotros, de hecho) he estado resolviendo las cosas desde hace un tiempo. Entonces, ¿por qué me da tanto miedo aventurarme a lo desconocido? ¡Por el amor de Dios, comencé un trabajo en Corporate America a los dieciocho años! Dirigía a personas a los veintiuno. ¿Sabía lo que estaba haciendo? Probablemente no. ¿Lo descubrí? Bueno, aún estoy en el ring, ¿o no?

Todos sabemos cómo aprender, a quién y cómo pedir ayuda (aunque no perfectamente) y podemos delinear los pasos de acción iniciales para cerrar la brecha de conocimientos o habilidades. Podemos resolver las cosas.

Mientras contemplas ese rol dentro o fuera de tu empresa para el cual cumples con el cincuenta por ciento o más de los requisitos, considera cómo has resuelto las cosas hasta ahora. Tienes más experiencia y sabiduría ahora que cuando empezaste tu primer trabajo. Sabes más de lo que te das crédito. Continúa y al menos programa una entrevista informativa para saber más sobre ese trabajo.

“Todo lo que la mente de las personas puede concebir y creer se puede lograr.” Napoleon Hill, autor estadounidense de autoayuda

Ejecución En Piloto Automático

En nuestro enfoque constante en los resultados y el perfeccionismo, algunos/as de nosotros/as tendemos a exagerar – nos preparamos y practicamos en exceso. Debido a que queremos controlar todos los aspectos, terminamos demasiado acomplejados/as o cohibidos/as.

Cuando trabajamos constantemente en nuestro plan de aprendizaje y dominio, por otro lado, practicaremos y nos prepararemos (sin exagerar). De esta forma podemos estar en piloto automático en el momento de la actuación.

Utilizo mi experiencia en el teatro con mucha frecuencia sobre todo cuando se acerca el momento de actuar. Me recuerdo a mí misma cómo trabajé mi plan y cómo puedo incorporar nueva información después.

Cuando estoy facilitando un taller o trabajando en un nuevo proyecto, me preparo con anticipación, y en el momento de la acción confirmo con esa fuerza dentro de mí que todo será como debe ser para mí.

“Si alguna vez quieres ser un jugador decente, debes poder usar ambos pies sin detenerte a pensar en ello.” Pelé, futbolista brasileño

Confiar En El Proceso Cuando los Resultados No Están Ahí

Esta es una de las cosas más difíciles de interiorizar. Estamos trabajando nuestro plan y no estamos viendo los resultados que esperamos. Es bastante fácil detener el proceso de aprendizaje, volver a nuestra zona de confort y rendirnos.

Confiar en el proceso significa entender que todas las experiencias son parte del plan y son valiosas.

Cuando no se cumplen nuestras expectativas, tendemos a buscar una razón (¿Por qué sucedió esto? ¿Quién es responsable?) o un propósito (¿Qué aprendí que me ayudará a alcanzar los resultados la próxima vez? ¿Qué funcionó? ¿Qué no funcionó?).

Cuando buscamos una razón, tendemos a no asumir la responsabilidad de usar la experiencia para acciones futuras. Dejamos que nuestros saboteadores se hagan cargo.

Cuando buscamos el propósito, nos mantenemos en el camino del crecimiento y la competencia; agregamos lo inesperado o la falta de resultados a nuestro plan y lo ajustamos en consecuencia. Podemos convertir la experiencia en un regalo y una oportunidad.

“Recuerda que no obtener lo que quieres es a veces un maravilloso golpe de suerte.” Dalai Lama

Una cosa más antes de irte

Asume una intención positiva con los/as demás y contigo mismo/a. Todos estamos haciendo lo mejor que podemos con lo que sabemos y lo que tenemos en ese momento. Una vez que aprendemos de los resultados y otros factores, incorporaremos ese conocimiento y herramientas moviendo hacia adelante la línea de “lo mejor que podemos.” Es un movimiento continuo hacia el crecimiento y la maestría. Si crees que puedes parar porque ahora eres adulto/a, me complace decirte que ese no es el caso. Estamos constantemente aprendiendo y pasando al siguiente nivel.

Los resultados esperados de nuestras metas y planes pueden o no suceder. Están fuera de nuestro control. Y queremos recibir a cualquiera de los dos. Los resultados esperados nos dirán que debemos continuar con el siguiente paso en nuestro plan. Los inesperados nos dirán que es posible que necesitemos modificar o empezar de nuevo. Ambos son necesarios.

Sabemos más de lo que nos damos crédito. Te invito a que dejes de usar la frase “no sé.” Recientemente descubrí que la estaba usando como protección contra el dolor, como una excusa para no mover el trasero y tomar medidas sobre algo. Sabemos cómo buscar información en Google, YouTube, etc. Tenemos personas en nuestra red con diferentes conocimientos. Sabemos leer y entender la información que consumimos. Podemos “resolver.”

¿Cómo haces para confiar en el proceso? Por favor, déjanos saber en los comentarios.

Fuentes: The Institute for Professional Excellence in Coaching (iPEC)

Como coach de liderazgo, posibilito que el talento logre metas audaces con altos estándares. Mi misión es empoderar a mujeres poco representadas en la industria financiera en la transición de puestos de liderazgo de nivel medio a superior ejercitando la mente para lograr el máximo rendimiento, paz mental y mejores relaciones.

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